jueves, 21 de marzo de 2013
Sobre
los árboles del fondo, hay pájaros. En un rato iré a tocarlos pero mientras
tanto, bebo este mate. El día está en su límite visible, un poco más y tendré
que encender las luces del jardín. Media hora, cuarenta minutos. Lo suficiente
para terminar la pava y estirar la tarde. A las siete u ocho en verano, las
cosas cobran formas increíbles, en los charcos de lluvia está la luna
refractada en mil pedazos, repartida en cada onda. Nunca estuve mejor. Mi
reposera rechina a cada movimiento, y en la radio portátil pude agarrar la
106.5: la radio con los temas del momento. Escucho esos acordes villeros, me
conmuevo.
Con esta alegría, defino mis próximos movimientos.
Con esta alegría, defino mis próximos movimientos.
Ahí va el pelado
de enfrente
hacia la playa, ahí van
los skaters del
barrio
hacia la playa
los árboles pasan
los postes pasan
pasan los
animales
y las personas
y me parece ver
amigos de antes
pasando,
no me detengo
voy jugándole una
carrera a
un pájaro
que no identifico.
martes, 19 de marzo de 2013
Tiemblo si pienso
en eso, en una existencia utilitaria. Prefiero estar al sol, en el paredón de
la escollera sur, cerca del cristo y de los lobos, mirando el agua; quieta
viendo el recorrido del sol de punta a
punta. Que lo único que se mueva de mí, sea mi sombra, para adelante y para
atrás, como una cumbia lenta, muy lenta y honda.
lunes, 18 de marzo de 2013
Todo
lo que pasó esa tarde, fue secreto y misterioso. El sol nunca brilló igual, con
un tono pardo que enrarecía todo y los animales escondidos es muy probable que
nos espiaran. Cuando después, volviendo, vimos esa serpiente, pensé: todo nos
protege, el miedo está en otra parte. Y era hermosa, con diamantes rojos sobre
un fondo barroso. Acariciarla hubiera sido un encanto.
hoy planté una santa rita de hojas fucsias
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